Trujillo cuenta con una historia rica que se remonta a la época romana, aunque es más conocida por su conexión con los conquistadores españoles. El personaje más emblemático de la ciudad es Francisco Pizarro, conquistador de Perú, cuya estatua ecuestre se alza orgullosamente en la Plaza Mayor. La ciudad fue ocupada por los moros entre los siglos VIII y XIII, dejando una huella imborrable en su arquitectura y cultura, como se evidencia en la Alcazaba, la fortaleza que aún domina el horizonte.
Tras la Reconquista, Trujillo se convirtió en un importante bastión cristiano, y su riqueza aumentó durante la colonización española de las Américas. Muchas de las grandes casas palaciegas y las iglesias de la ciudad se construyeron en esa época, mostrando la riqueza que trajeron de vuelta los conquistadores. El casco histórico de Trujillo, con sus edificios medievales y renacentistas bien conservados, refleja su pasado cultural y monumental.
Trujillo es famosa por sus vibrantes festividades que celebran su rica herencia. La Fiesta de la Virgen de la Victoria, que se celebra en septiembre, es el evento más importante de la ciudad e incluye procesiones religiosas, música y danzas tradicionales. Además, el Festival Nacional del Queso, uno de los más grandes de España, atrae a miles de visitantes cada año, destacando los famosos quesos de la región.