Aranda de Duero cuenta con una variedad de estilos arquitectónicos que reflejan su rica historia. La Iglesia de Santa María la Real es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, con su imponente fachada gótica y su detallado pórtico que invita a admirar la arquitectura medieval española. Otra joya arquitectónica es la Iglesia de San Juan Bautista, que mezcla elementos románicos y góticos.
Uno de los atractivos más únicos de la ciudad son las bodegas subterráneas, una red de túneles y bodegas construidas en el siglo XII para almacenar vino en condiciones óptimas. Realizar un recorrido por estas bodegas no solo permite degustar los afamados vinos de la Ribera del Duero, sino también conocer una parte fascinante de la historia local.
Además, la ciudad cuenta con varios parques y plazas, como la Plaza Mayor, perfecta para pasear tranquilamente y disfrutar del ambiente local. El Museo Sacro, que alberga una colección de arte religioso, es otro de los puntos de interés, así como el puente romano sobre el río Duero y la antigua fortaleza medieval que protegía la ciudad.