La Carolina fue fundada en 1767 bajo la dirección del rey Carlos III de España, como parte de las Nuevas Poblaciones, un proyecto destinado a repoblar zonas despobladas de Andalucía con colonos europeos. La planificación urbana de la ciudad, con calles dispuestas en cuadrícula, refleja los ideales de la Ilustración, lo que le otorga un carácter único en comparación con otras ciudades andaluzas de origen más antiguo.
La ciudad ha tenido un papel crucial en la historia industrial y minera de la región, siendo un centro destacado para la extracción de plomo y otros minerales durante el siglo XIX. Este legado industrial aún está presente en algunos monumentos y museos que narran la importancia de la minería para La Carolina y sus alrededores.
Culturalmente, La Carolina celebra con entusiasmo las fiestas tradicionales andaluzas, como la Semana Santa y la Feria de Agosto, donde se pueden experimentar las danzas, música y costumbres típicas de la región. Entre los monumentos más destacados se encuentra la Iglesia de La Inmaculada Concepción, un emblema de la ciudad construido en el siglo XVIII, que refleja la influencia del barroco andaluz.