La historia de Alcalá de Guadaira está marcada por una rica mezcla de culturas, desde los romanos hasta los musulmanes y, posteriormente, los cristianos. Durante la dominación árabe, la ciudad floreció como un importante centro fortificado, y su famoso castillo, que domina el horizonte, data de esta época. El nombre de la ciudad proviene del término árabe «Al-Qalat» (el castillo) y del río Guadaira, que ha sido fundamental en su desarrollo.
Después de la Reconquista cristiana, Alcalá de Guadaira siguió siendo un centro clave para la agricultura y el comercio, especialmente conocido por sus molinos de harina impulsados por las aguas del río. Esto le valió el apodo de «Alcalá de los Panaderos», una tradición que sigue viva en la cultura local.
En cuanto a las tradiciones, la ciudad celebra numerosas fiestas populares, siendo la Feria de Alcalá y la Semana Santa dos de las más destacadas. Durante estas festividades, la ciudad se llena de vida, con procesiones, música, danza y gastronomía que atraen tanto a locales como a visitantes.