El paisaje arquitectónico de Huesca es una mezcla de estilos románico, gótico y barroco, que refleja su rica y diversa historia. Uno de los edificios más emblemáticos es la Catedral de Huesca, construida entre los siglos XIII y XVI, con su impresionante fachada gótica y detalles arquitectónicos que la convierten en una visita obligada para los amantes de la historia. Otro sitio destacado es el Monasterio de San Pedro el Viejo, uno de los más antiguos de España, con su claustro románico y tumbas reales.
Para quienes buscan atracciones más modernas, Huesca cuenta con varios museos, como el Museo de Huesca, que alberga artefactos desde la prehistoria hasta la actualidad. Además, los parques de la ciudad, como el Parque Miguel Servet, ofrecen espacios verdes tranquilos con fuentes y esculturas. Cerca de la ciudad, el Castillo de Loarre, una magnífica muestra de la arquitectura militar románica, atrae a visitantes de todo el mundo.
Más allá de su patrimonio construido, Huesca también es una puerta de entrada a la naturaleza, con fácil acceso a los Pirineos y a áreas protegidas como el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, ideales para practicar senderismo, escalada y observación de fauna.