Vich es un tesoro arquitectónico, con una mezcla de estilos románico, gótico y barroco. Uno de los monumentos más icónicos de la ciudad es el Templo Romano de Vich, una estructura notablemente bien conservada del siglo II d.C., que es un testimonio del antiguo pasado de la ciudad. El templo se alza imponente entre edificios modernos, creando un contraste llamativo entre lo antiguo y lo nuevo.
Otro de los tesoros arquitectónicos de Vich es su Catedral, que combina elementos góticos, renacentistas y neoclásicos. Su imponente campanario es una visita obligada, ofreciendo vistas impresionantes de la ciudad y el paisaje circundante. Muy cerca se encuentra el Museo Episcopal de Vich, que alberga una extensa colección de arte románico y gótico, convirtiéndose en un punto cultural imprescindible para los amantes del arte.
Los visitantes también deben explorar la Plaça Major, la plaza central de la ciudad, rodeada de edificios con encantadoras fachadas porticadas. Esta plaza alberga varios mercados y eventos a lo largo del año, y es el lugar perfecto para experimentar la vibrante vida social de Vich.