Históricamente, Pola de Lena ha sido una ciudad industrial, donde la minería del carbón y la manufactura han jugado un papel central en su economía. Sin embargo, en los últimos años, la ciudad ha diversificado su base económica, con el turismo y la agricultura ganando protagonismo. Las tierras fértiles de los alrededores son ideales para la ganadería, especialmente la producción de lácteos, que sigue siendo un sector vital de la economía local.
La industria del turismo está en auge, especialmente debido a la ubicación de la ciudad cerca de parques naturales y sitios históricos. Además, la artesanía local, que incluye la carpintería tradicional y la cerámica asturiana, también contribuye a la economía, con numerosas pequeñas empresas y tiendas artesanales que ofrecen productos únicos a los visitantes.
A pesar de la modernización, Pola de Lena ha logrado conservar sus raíces económicas tradicionales, ofreciendo un equilibrio entre el encanto rural y las oportunidades económicas modernas. El gobierno local promueve activamente el turismo sostenible y las iniciativas ecológicas, asegurando la preservación del patrimonio natural y cultural de la ciudad.