La economía de Albal ha estado históricamente centrada en la agricultura, con sus fértiles tierras dedicadas al cultivo de productos como naranjas, arroz y hortalizas. Este legado agrícola, que se remonta a la época musulmana, sigue siendo una parte importante de la vida económica de la ciudad, proporcionando productos frescos que se venden en los mercados locales.
Además de la agricultura, Albal se beneficia de su cercanía a Valencia, que actúa como un motor económico regional. Muchos de los habitantes de Albal trabajan en la capital, lo que ha fomentado un sector de servicios creciente dentro de la ciudad. El turismo también ha ido ganando importancia en los últimos años, a medida que más visitantes descubren los encantos de la ciudad y su ubicación estratégica entre Valencia y la costa mediterránea.
Albal es también conocida por la producción de cerámica, una tradición artesanal que ha perdurado durante siglos y que sigue siendo un sello distintivo de la artesanía local.